un detalle
una rispidez visual
ella es una palabra olvidada
en un poema que no debería existir
un detalle
una rispidez visual
ella es una palabra olvidada
en un poema que no debería existir
Juez y parte
de esta noche
que espeja una galaxia
atravesada y extendida
por tus párpados
de estaño
opino:
es un furor de abril tu soledad
calles breves
reiterándose en tus pies
de libre invierno
calles como en andas
de tus soberanos tiempos
Pero es tu soledad
el tema del breviario
Soledad de marras
citándose a la vuelta de cada madrugada
ardorosa soledad diseccionada
colgando de los vastos
enormes
telones del encierro crujiente
de tu cama
ya no una soledad
una andanada
de vacíos adheridos a tu carne
una repetición constante
una cerrazón temprana
de tus poros arrojados al desgaire
Pero es TU soledad
un patrimonio en clave
un cerco áspero
que invoca un código de sol
para acabar
Y te pregunto:
¿existirá?
Perdón...
Quizá es el frío
quizá es la tarde
quizá un furor de abril
quizá la mala costumbre
de ser juez y parte
La luz anclaba sus jirones
en los bordes
rebelados de tu boca
te excedía un océano
de parálisis
y nos ahogamos
yo en la curva
maniatada de tu lágrima
esa rabiosa desconocida
que me alejaba
al rincón de todos los oscuros
y los nadies
vos en mi cobarde observación
de angustias que se clavan
en las tierras
de mi errante sed de almas
No florecimos
Y desde entonces
arrastro mis ojos arados
tras la semilla de tu llanto
que dejé llevar al indolente
opaco, inoportuno,
indiferente
terreno de los rostros olvidados
trastabillada
en los mares
la que fluctúa
plena de hipnosis
en la barcaza de mi palma
Disparada desde la nada
me ha herido
irreversible
una palabra
una sola
ladina, disfrazada
carcajea, se arrebola
ay... cuando se planta y satiriza
lustrosa por el zaguán
en el que apenas sopla la memoria
es ella la que manda
crepita entre mis dedos
la malvada
se hace ignorar
corre, desenvuelta en mi ardid
entonces habla
Mentira...! me susurra
y a veces canta
es esta palabra no una melodía
ni la lluvia acariciándome las uñas
ni este ta-ta-tam
donde redobla y se cae la tarde
todo eso no es nada
Ni imaginan la pirueta
en que ese ardor me asalta
es que es ella
la mismísima
la palabra.
Me quiebro
tengo los dedos mojados
helados, inquietos,
desiertos
Me tiemblo
de no respirarte
beberte, arrastrarte conmigo a palmas abiertas
sobre mi cuerpo de huecos y huesos
y besos
abriendo en tu boca
mi desbocada conciencia
mis labios doblados
resecos, quemados
pegados al tobogán de tu sal
Me caigo, me quiebro
me tiemblo
me pierdo
me sepulto en tu agua
Voz, manos, pies
identidad de cemento
Te peso y levito
Y adios
abandonar un gemido en tus nalgas
Y borrar hasta mi olor de tu sombra
Dejar de existir
para ver abarrotada la oscuridad con tus piernas
para verte morder la noche espesa
en el desamparo del límite
en la acre soledad de la espera
-me seguirás la huella si acaso respiro
mientras dibujo un trazo de sabor en tu espalda-
Me abro me incendio
me derramo de hambre sediento
vuelvo
te arraso desciendo me escapo
me resbalo en tu alma
me caigo me pierdo me quiebro
me tiemblo
tu inmensidad me estalla
Me muero un milenio
-Nada-
Alrededor
ni siquiera se ha movido de lugar
la madrugada.
Inconclusa fantasía
de esta ciudad despareja